lunes, 12 de diciembre de 2011

UNA VEZ MAS, OTRA VEZ... (Criptica)

“ … Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño… “(Joan Manuel Serrat)


Añoro aquellos años en los no sabíamos de política ni de guerras. Esos años en los que, cuando oíamos alguna noticia desagradable, la alejábamos rápidamente de nuestras mentes, con la misma facilidad con la que pasas la hoja de cualquier revista. Esos años en los que o era verano o sólo era invierno.

Dicen que los años enseñan los que los días desconocen, y algo de razón hay. En otoño uno se rencuentra con parte de sí mismo, o con esa parte que los demás dejaron adheridas en nosotros, aunque sea en esas hojas caídas de los árboles, arrancadas al pasado; como momentos esparcidos a cada lado de la calle. Sombras. La mente vuela hacia otros derroteros, acompañándose del ruido ensordecedor que produce la suela del zapato, al destrozarlas contra el pavimento. No es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor, simplemente desconocemos lo que el futuro nos depara. Quizás, sea esa incertidumbre de lo que no controlamos, lo que nos haga mirar hacia atrás con cierta nostalgia. Una vez más, otra vez…

El otoño es un momento de cambios, de guardar o tirar lo caduco, de encontrar el abrigo para una piel que comienza a agrietase por el frío. Es el momento de regresar a esos lugares en los que has sido feliz, aunque Sabina se empeñe en afirmar todo lo contrario. En realidad da igual el lugar a donde poder volver, lo importante es tener algún lugar al que poder regresar y alguien con el que poder compartirlo. Una vez más, otra vez…


El otoño es tiempo, de ver la vida a través de gotas de lluvia estrelladas en el cristal. Es tiempo de de chimeneas encendidas, de viejas alfombras, de olor a castaña recién asadas… es tiempo de despedidas y de de reencuentros. Una vez más, otra vez…

En otoño, las palabras se amontonan sin ningún tipo de armonía, como hojas secas a la espera de ser barridas, de la misma manera que se produce una tormenta o sale el sol. Buscan el contrapunto justo, esas horas robadas al sol para volver a desprender calor, esas historias que nunca plasmaron, que se nos escaparon cautivándonos, haciéndonos soñar, para despertar a un nuevo día sin ningún trazo, sin borrones de tinta. El otoño es caprichoso.

En otoño, las palabras intentan olvidarse de lo que nunca han dicho, de lo que han callado. Silencio.


Una vez más, otra vez…

Críptica.

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